Como ya sabrán, Alemania será nuevamente el rival en primera ronda de la Davis.
No es lo más difícil que podía tocar, pero tampoco da para pensar más allá: si llegan Kohlschreiber, Florian Mayer, Haas y Petzschner, será durísimo, aun con Del Potro. «Es buen cuadro, me conformo con no jugar el repechaje, ya ni pienso en el título», me dice un amigo, deprimido, por chat. Hay que ver, como siempre, si los mejores visitantes están con ganas de hacer el viaje a Sudamérica después de Australia. Lo mismo para Del Potro.
Festejo argentino en Bamberg.
Ayer tenía la intención de publicar el siguiente video, y pensé: «Lo guardo… Mirá si sale Alemania». Salió.
Sebastian, el hincha alemán más argentino, volvió al país a seguir al equipo de Jaite. Había estado en Belgrado y en Sevilla en 2011, este año en Bamberg, y ahora trabajó como pasante de la AAT en la serie con los checos.
La idea de Seba era quedarse hasta la probable final en Buenos Aires, pero encontró un buen plan que lo reemplaza.
Así como alguna vez comenté que 13 años en el diario Olé contribuyeron a que ya no me importe el fútbol argentino; no me importe si River pierde, desciende o entra en quiebra, cansan in extremis los problemas de Argentina en la Copa Davis.
Se repiten patrones propios del deporte pero bien autóctonos, argentos (individualismo, incapacidad de pensar colectivamente, ceder o ponerse en lugar del otro) con otros universalmente dañinos -hipocresía, demagogia, desinformación, chusmerío y podría seguir-.
Le di muchas vueltas a este post porque la rutina aburre, y para mí escribir sobre problemas en la Davis se convierte en rutina. No viví la época de Vilas y Clerc, sí los problemas de 2005 y 2008, y casi que voy a comentar asuntos parecidos a los de este post de 2010. Cambian los nombres, nomás.
Para los lectores nuevos, o aquellos que no lo recuerden, suelo escribir de la Davis cuando la serie termina. En esta en particular, es necesario respirar un poco antes de opinar.
Por las pocas horas de sueño -he contado siete en los últimos dos días- y la quemazón mental, dejo que sean ustedes quienes escriban el mejor epigrafe de la siguiente foto que tomó Sergio Llamera en la cena oficial de la Davis.
La de esta madrugada fue una escena típica de final de torneo: las luces del Ashe apagadas, subte 7 semivacío a la 1 de la mañana, en el mismo vagón con el cocinero que nos sirvió a los periodistas durante la quincena del torneo, él ya con el pelo largo desatado, leyendo una revista, cara de cansado; yo sentado en la computadora para seguir el texto que quería que fuera el mejor de toda la cobertura, después de 35 días de estar escribiendo sobre asuntos relacionados…
Para el otro lado, Andrés. Foto desde mi posición.
También en este post, los genios del Watts Zap, de Eurosport, con su gran selección de imágenes, edición y música, cortesía de la lectora Rym. Hay un bolo (?) de media cara mía a los 11m51.
Por quinto año consecutivo, tendremos final de lunes. Esta vez, no me encuentra desprevenido: mi vuelo a Buenos Aires parte el martes a la noche y hay buen pronóstico para los días que siguen.