Veinte Veinte
Le cambiaron el mes. Le cambiaron las pelotas. Le cambiaron el clima; la estación (la opuesta). Su partido de cuartos comenzó casi a medianoche. Le cerraron el techo en la final, cuando afuera habÃa sol. Cambió también el escenario, un Chatrier renovado, y la cantidad de público, reducida a 1.000 y pocos por la pandemia que nos afecta a todos.
El campeón es el mismo, por vez 13a.
Y asà llegamos a este dÃa histórico en el tenis: el que Rafa Nadal igualó el récord de Grand Slams de Federer. Si sos fan de Roger, seguro estás pensando en la final de Wimbledon 2019. Te entendemos.
En algún momento de 2008 ó 2009 -lo juramos por quien más sea- escribimos que era posible, por una cuestión de edad, que Rafa pasara la cantidad de Roger. No tenemos la captura de pantalla o el link para probarlo, pero la idea que expresamos en aquel momento era que los porotos (?) se cuentan al final. Roger es tan grande que con sus tÃtulos de Australia 17 y 18 estiró su delantera, y nunca lo daremos por terminado hasta que se retire. Por otro lado, como siempre decimos: darle demasiada importancia a esa carrera, determinar a uno por sobre los otros dos del Big 3, es un jueguito lindo pero también un foco errado: una cosa son los gustos, pero sepamos disfrutar al 100% la era del tenis masculino que nos tocó.
Si nos preguntan, creemos que Federer hinchó por Nadal en la final con Djokovic. Aunque le empatara la cantidad de tÃtulos. De hecho, fue rápido para postear su felicitación.
Nadal jugó una final increÃble, con apenas 14 errores contra 52 de Nole. Su nivel en defensa fue supremo, pero también hubo contraataque, ataque, inteligencia, variedad… Su revés funcionó bien cruzado en ofensiva, alto y paralelo para ganar tiempo, con slice para cortar el ritmo, tirar «la boba» o un drop. Djokovic estuvo algo impreciso, fue forzado a jugar al lÃmite, abusó del drop en un torneo marcado por los drops (cancha pesada, más barro) y recibió su primer 6-0 en finales de Grand Slam. Peleó al final, no alcanzó: Rafa ganó el torneo sin perder un sólo set. Para vos, Goran (?).
No borramos lo que escribimos en el posteo anterior: los análisis comparados (?) aventuraban el Roland Garros más difÃcil para Nadal por el ParÃs otoñal, con canchas mojadas y hojitas de árboles caÃdas. También admitÃamos que las «previas» de los torneos pueden ser sarasa y algo asà ocurrió 😁. El propio Nadal abrÃa el paraguas al comienzo del torneo, aunque luego en segunda ronda dijo que no lo hacÃa.
En la semi ante Diego Schwartzman, dÃa soleado, su pelota levantó bastante y mantuvo al argentino bien atrás.
El nivel de Rafa en la final pareció un cachetazo a los Next Gen, como si los retara. «Ven lo que es jugar una final de Grand Slam» (?). Llegar a ese nivel de confianza no fue sencillo. El campeón destacó lo que le costó recuperar su forma fÃsica por la pandemia. «Después del parón, han sido meses muy complicados. Me costó mucho volver a entrenar a nivel adecuado». ¿Se acuerdan cuando reconoció en charla instagramera con Federer que no estaba entrenándose?
Más allá de la historia del tenis, resaltamos que Rafa puso en todo momento el torneo en contexto. Destacó la tristeza de jugar sin gente en Roland Garros. Habló de «uno de los peores momentos de la humanidad». De la gente que perdió su trabajo. Lo dijo en rueda de prensa, en el micrófono también en el video que subió a su insta.
En la ceremonia, Rafa destacó el 13 por sobre el 20. No quiso compararse con Roger. ¿Será sincero? De cualquier forma, preparémosnos para los debates de estos dÃas sobre el más grande, mientras los tres siguen en actividad. Es un deporte que siempre busca un campeón (está en la lógica de los cuadros), pero esa lógica no deberÃa aparecer en la comparación de tres de los más grandes de la historia, que comparten época y se potenciaron.
Djokovic… no lo den por derrotado. Gran respuesta dio el serbio cuando le preguntaron qué pensaba después de esta final. Sus objetivos son los mismos.
Simplemente Iga
¿Cómo se dice? ¿Cómo se pronuncia? Llámenla Iga.
Apenas 28 games perdidos, ningún set en el camino. Le ganó a la 1 y ex campeona (Halep) con paseo, y aquellos que no la conocÃan pudieron disfrutar de un drive con un peso increÃble, de una constancia en el ataque envidiable y una determinación de campeona. «Siempre supe que si me iba a ir bien en un Grand Slam, iba a ser en Roland Garros», decÃa una sonriente Iga Swiatek, la primera polaca campeona (incluye hombres) de un Grand Slam en singles. Para la alegrÃa de su amiga Naomi Osaka.
Swiatek no le habÃa ganado a rivales top ten antes de Roland Garros. En Roma habÃa perdido rápido. No tenÃa tÃtulos WTA, apenas una final en Lugano 2019, y una progresión increÃble que se describe en sus tÃtulos.
Hay un trabajo en el tenis, en lo fÃsico, también en lo mental. Iga trabaja desde hace dos años con la psicóloga Daria Abramowicz, practicante del deporte de vela, entrenadora de tenis de apenas 33 años. «He trabajado con otros psicólogos antes pero ella me entiende perfectamente y me ayuda a trabajar la presión». En el tenis se suele sobredimensionar el trabajo con el psicólogo, como si fuera el principal artÃfice de las victorias, quizá también porque es «lo raro», lo menos técnico, lo que nos «iguala» con los tenistas profesionales (tener problemas, querer solucionarlos con un profesional de la salud mental), pero cuando una campeona debutante en Grand Slam como Iga destaca esa ayuda, es para notarlo.
Hablando de Roma (?), recordemos que la finalista de Rolanga, Sofia Kenin, habÃa perdido por doble 6-0 ante Azarenka. Vaya recuperación en ParÃs de la campeona de Australia, de sólo 21 años.
Les Peques
Cuando, en la Argentina, el nombre de un/a deportista aparece en las tapas de los diarios impresos, en las portadas de los online; cuando en redes sociales se preguntan qué harán con el premio en dólares y usan su nombre para pelearse entre bandos polÃticos; cuando en programas de interés general de tele o radio escuchás que alguien se hizo fan de la Peke o el Peke como si lo conocieran de toda la vida… bueno, son algunos indicadores de que el asunto traspasó el tenis. Estos fanatismos repentinos hablan de cómo se quebró el cristal del nicho, de cómo aumenta el interés por el deporte.
Desde Guillermo Vilas hasta acá, el tenis argentino se mantuvo en una lÃnea de éxito con muy pocos baches: después del retiro de Sabatini y antes de la Legión, allá por 1997; también en 2014, 15, ya sin Legión y con un Delpo lesionado. Pareciera magia, pero hay un gran trabajo silencioso de Schwartzman y Podoroska con sus equipos, para llegar a esto. De Diego podÃa esperarse; lo de Nadia fue una revolución que sirve para levantar a un tenis femenino (sudamericano, no sólo argentino) que viene buscando referentes hace rato.
En el comienzo de la pandemia, recordemos, Nadia se entrenaba en un frontón.. de colchón.
Más tarde pudo entrar a una cancha de entrenamiento como deportista olÃmpica, y viajó a Alicante, donde sus entrenadores Emiliano Redondi y Juan Pablo Guzmán tienen la academia Tennis Positivo. Compitió en torneos en Europa, ganó uno de 60.000 dólares en Saint-Malo, Francia, lo cual le subió la confianza para llegar a ParÃs. Recordemos también que si Roland Garros no hubiera tenido qualy (el US Open no tuvo), ella se quedaba afuera. Después de seis años, habÃa que destacar que una argentina mujer jugarÃa Roland Garros.
Es cierto que el cuadro femenino tuvo ausencias, pero la rosarina edificó un camino sólido en base a sus conocimientos sobre polvo de ladrillo, a las variantes, la actitud, la lucha. Estuvo presente en el momento, todo el tiempo, y tomó las oportunidades. Le ganó a la vencedora de Azarenka (Schmiedlova), a la que llegó por el cuadro de Serena Williams (Krejcikova) y logró su primer triunfo ante una top ten (Svitolina).
Como Swiatek, Nadia también trabajó en lo mental, con su compatriota Pedro Merani. Ahora se quedará en Europa, para ver cómo sigue su año, ya como habitué en los grandes torneos.
Schwartzman destacó dos partidos que le cambiaron la temporada cortada y con calendario extraño por pandemia: sus victorias ante Millman y Hurkacz (2-4 en el tercer set). Levantar esos partidos le dio la confianza necesaria, que siguió con la final de Roma y la semi de Rolanga.
El Peke dio ese salto de calidad en su mejor superficie, y el ranking es justo en este sentido: rompió su techo y se metió top ten (8°). No habÃa jugado finales de Masters 1000, no habÃa jugado semis de Slams. Le faltaban triunfos de la mejor calidad como los logrados ante Rafa y Thiem. En ese partido se vio un crecimiento notable: cualquiera se habrÃa deprimido con esos errores en el set 2 y 3, en los que podrÃa haber cerrado la cuestión, pero el Peke siguió corriendo y exigiendo a un Domi desgastado.
Diego jugó un torneo sin fisuras hasta su partido con Thiem, y aprovechó los malos desempeños de Monfils, Berrettini, Bautista y un par más. Esto le hace subir un escalón importante y pensar directamente en el Masters.